Zaragoza reúne al Marín Bagüés de las colecciones privadas

Cajalón llevaba tiempo interesada en mostrar al mejor pintor aragonés de la primera mitad del siglo XX y ha empleado casi cuatro años junto al profesor de Historia del Arte Manuel García Guatas en reunir 65 obras de Francisco Marín Bagüés (1879-1961) diseminadas en 20 colecciones privadas de Zaragoza, Madrid, Sevilla y Pontevedra, entre otros lugares. Ayer abrió en su sede del Coso la muestra con todas las etapas del artista de Leciñena, que permanecerá hasta el 3 de diciembre.
Consta de 45 pinturas y 20 dibujos y está montada por géneros en tres salas: La pintura costumbrista de temática regional; los dibujos de paisajes y figuras, muchos de ellos que sirvieron al pintor de bocetos para cuadros, y un último espacio para los bodegones y retratos. "Marín Bagüés fue una joven promesa que no defraudó", declaró ayer García Guatas. En 1905 ya adopta la moda del regionalismo costumbrista que en España se abría paso de la mano de Zuloaga, Sorolla y Anglada Camarasa, con éxitos internacionales. Dos cuadros destacan en la primera de las salas: El Pan Bendito, de 1914, versión ampliada del cuadro que pintara tres años antes en Castelserás (su residencia de verano) sobre una ofrenda festiva, por un lado. Y frente a él, Carrera de pollos, la disputa de hombres contra caballos (aún se celebra en Lanaja) que abocetó en 1912 sobre cartón a la manera de los futuristas (Boccioni, Balla, Marinetti), y que pasó a lienzo 40 años más tarde.
La misma sala alberga a la Baturra del mantón blanco, de 1907 o Mi cuarto de Roma (1909) enviado a su madre desde la ciudad donde estuvo becado, Interior de la Seo (1904), en el que aparece su madre, y sobre el que volvería también 40 años después o Haciendo calceta (1904) que recoge la intimidad de una mujer en una estancia, de la que cabe destacar una luz sosegada.
La segunda sala presenta 18 dibujos, una litografía y un grabado al aguafuerte. "el dibujo lo aplicó siempre en todos los formatos, pequeños o de estudio" indicó García Guatas. Empleó la tiza en El muchacho con el cubo de leche realizado en Roma del natural y también el grafito, el carboncillo, la tiza y también el lápiz tinta que daba un color morado.
Dibujó también al pastel y se muestran dibujos a pluma (inspirados en las tarjetas postales sobre tipos aragoneses que realizó el fotógrafo Lucas Escolá). De esta colección son las obras Aguaitando o La Jota, que en los años 30 pasarían a cuadros. A comienzos de los años 20 Marín Bagüés realizó a tinta china una serie de seis dibujos dedicados tres de ellos a los momentos iniciales del ciclo de la vida en el mundo rural Preparando boda, El Bautizo y Entierro y otros tres sobre el ocio.
La tercera parte de la exposición ofrece tres autorretratos, el último de ellos fechado en 1943; y los retratos de Ricardo Horno (1947), que fue alcalde de Zaragoza durante cinco meses de 1920, en los que se enfrentó con los anarquistas. Expresaba no sólo el parecido físico, sino también la psicología del personaje. Destacan el Retrato de Eduardo Baeza gobernador civil, de Miguel Allué Salvador, alcalde; el de La baturra enferma, conmovedor; otro extraordinario de Pilar Marín (1935) con un fondo de árboles y de Ignacio Marín, su sobrino y heredero universal que vendería muchos cuadros al Ayuntamiento de Zaragoza y repartiría el restro entre sus siete hijos.
Hay cinco bodegones, algunos con figuras, como el que refleja a La Reala de Castelserás, "con sus ojos pícaros" que muestra un cestillo con los frutos de otoño del Bajo Aragón: higos, peras, uvas negras, melocotones y presquillas. Impresionan dos bodegones con cesta de verduras, plato con cerezas y cerámicas, el pintado en 1917 y otro igual de 1952 en el que se percibe el cambio de estilo y de época.

TEXTO: ROBERTO MIRANDA EL PERIÓDICO DE ARAGÓN