Mediano indaga en los orígenes de la escritura

Lorenzo Mediano (Zaragoza, 1959), tras completar su trilogía sobre la prehistoria
- 'El secreto de la Diosa' (2003)
- 'Tras la huella del hombre rojo' (2005)
- 'El espíritu del trigo' (2006)
Decidió buscar "un momento estelar de la humanidad", dice parafraseando a Stefan Zweig, y se dio cuenta de que "apenas había tratados o libros sobre la primera novela y el origen mismo de la escritura, sobre cómo y por qué se empezó a escribir".

Esa búsqueda lo llevó a Uruk, en Sumeria, al año 3.000 a. de C., cuando los hombres eran iniciados en el amor y el sexo por una sacerdotisa, y las mujeres se prostituían siendo vírgenes: los hombres les arrojaban una moneda al pasar y así iniciaban la relación en el interior del templo.
Los templos eran grandes burdeles.
El sexo era sagrado.

Así nació 'El escriba de barro' (Grijalbo, 2010. 442 páginas).

Un año de documentación
He intentado que los datos sean correctos, que el contexto de mi narración sea exacto, pero hay muchos elementos de ficción.
He invertido en la historia de Dingir, el modesto contable, más de un año de documentación, porque a mí me gusta saberlo todo, incluso las recetas de la época.
Yo quería saber qué comían los ricos y los pobres, qué pensaban, cómo sentían.
El contexto de la primera obra y sus consecuencias.


En las primeras páginas de su novela, Mediano recuerda que contó con la colaboración de Barbara Boeck, experta en los sumerios.

La escritura forma parte de nuestra vida, de nuestra sensibilidad, y no es fácil imaginar el 'shock' tan tremendo que supuso para la sociedad.
Fue un instrumento de cambio.
Aquí se ve cómo permitió al poder que impusiera sus directrices y que los reyes fijaran por escrito sus leyes. 

Así podían gobernar en distintas ciudades y someterlas a su antojo, o utilizarlas como campo de operaciones para salir a conquistar nuevos imperios .

El poder y sus víctimas

Lorenzo Mediano, que fue médico antes que escritor y recién traducido en Francia, cuenta que la escritura es casi un descubrimiento bancario:
Dingir es el contable de las 'bullas' o vasijas de barro del templo, que dejaba préstamos con el interés del 33% anual.
Las deudas se iban marcando en conos de arcilla, con incisiones y dibujos, que se colocaban sobre las estanterías o repisas con su correspondiente sello.

Los sumerios comprobaban que la gente endeudada trabajaba más que los esclavos. 
El sumerio era muy cuidadoso en el trabajo. 
Hacer las cosas mal se pagaba con la libertad y la vida.

Poco a poco, el apacible Dingir va descubriendo que ese método de realizar asientos bancarios mediante los dibujos le conducirá a la escritura, que será una revelación decisiva de "temibles consecuencias", en la que interviene la maquinaria del poder: tanto los dioses como el propio rey y los administradores.

La primera novela de la Humanidad es una justificación del poder porque en ella se debaten todo tipo de incidentes y de conjuras: guerras, asesinatos, venganzas de los dioses, golpes de estado, conspiraciones, historias de amor de diversa índole. 
Hay otro detalle que marca el discurrir de la novela y el destino de Dingir: la diosa Innana se sintió ofendida por su padre, lo maldijo, y esa maldición pasaba de padres a hijos. 
Innana era la diosa del amor y de la guerra, el antecedente de Ishtar, Afrodita y Venus. 
Dingir, de forma inconsciente, encarna la lucha del hombre normal, puro, casi inconsciente, con el poder superior. 

La narración se complica cuando la sacerdotisa del templo Sheleput, malvada y seductora, despierta el deseo del joven, y a la vez domina a la esclava Ninshubur, que acabará por convertirse en esposa de Dingir.
El libro aborda la venganza de los dioses, la persecución de los soberanos y las intrigas políticas, que incluso conducen a una guerra de intereses y de objetivos materiales que recuerda a la Irak.
Parece que hubiera una especie de confabulación cósmica contra ese inocente.

Una escritura a cuatro manos
Lorenzo Mediano plantea otra cuestión casi metaliteraria: el acto mismo de escribir, la redacción de una novela a cuatro manos: las de Dingir y la de su esposa, que acabará adquiriendo una personalidad determinante en el curso del libro y que muestra una personalidad más fuerte, más resuelta; de modo natural adquiere la condición de autora.
En la primera página, Ninshubur dice que Dingir, el escriba, inventó el arte de hacer hablar los dibujos, también llamado escritura (?) un arte que permite que las palabras sean eternas en vez de desvanecerse en el aire apenas pronunciadas.
Mediano matiza algo que ya revela en las primeras páginas de su largo 'flash back':

Lo mataron porque se empeñó en escribir la verdad y la verdad es peligrosa. Dingir desvela que la guerra es un fracaso, que fue innecesaria y que el rey es un asesino. 

Mediano tiene clara su poética de narrador:
Una novela que no emociona no engancha, no va a ser leída. El escritor tiene que competir con la televisión, con las nuevas tecnologías, y esa es una batalla complicada. Quiero ser un escritor ameno y divertido, que enseña cosas, y que admira cada vez más a Mika Waltari y a Mary Renault. Ellos son mis modelos de narrador.

Texto: ANTÓN CASTRO 20/04/2010 Heraldo de Aragón