Carlos Giménez en Zaragoza

"Si tú no vives las cosas, no tienes nada que contar"

Quizá por eso, Carlos Giménez ha reflejado como nadie a través del cómic la posguerra y la Transición española desde el joven que pasó su infancia en un colegio internado y desde el adulto que seguía dibujando y opinando.
Exposición Viñetas de España en el Centro de Formación Arsenio Jimeno (calle Eduardo Jimeno).
La muestra, organizada por UGT y la Fundación Largo Caballero, está compuesta por 41 viñetas del artista extraídas de sus álbumes 36-39. Malos tiempos, Paracuellos, Barrio, España. Una, grande y libre y Rambla arriba, Rambla abajo. 
Carlos Giménez y textos de Antonio Martín.
"En mi época fui un autor rabiosamente moderno pero he aguantado tantos años que ahora ya soy un clásico"
"Fui innovador. Empecé contando historias que en aquella época eran muy anacrónicas, estaban fuera de lo normal porque en aquella época se hacían más tebeos de género, del oeste, de ciencia ficción...
Yo también he hecho de todo esto pero llegó un momento que tenía ganas ya de hacer tebeos de las cosas que yo había conocido, que yo había vivido, temas que realmente me importaban...".

LA POSGUERRA

Una muestra en la que la posguerra tiene un papel destacado.
"Viví en un internado ocho años, en un colegio de auxilio social.
Y todos los recuerdos de mi infancia son de allí.
Era un colegio falangista, de curas, era de esos en los que se trataba de dar una educación a los niños para que cuando fueran hombres el día de mañana, fueran mitad monje, mitad soldados.
Era una educación a base de mucha religión y cosas militares, como si fuéramos soldaditos", aseveró Giménez.
Después llegó la posguerra.
De aquella época cualquier cosa que se hacía era "una valentía, un hecho heroico, absurdamente heroico" al tiempo que aseguró que no se planteaba su obra como algo subversivo porque "en España no se publicó hasta que no llegó la democracia. 
Ahora que estamos llenos de basuras pornográficas y de cosas que no tienen mayor interés, en aquella época hasta dibujar una teta era subversivo".
Y es que Viñetas de la historia de España hace un recorrido por los último ochenta años de este país, a través de sus dibujos.
"Si colocas mis obras en orden da una especie de historia de España de aquella época. 
Lo único que yo no he vivido es la guerra de España pero he recogido documentos y cosas... porque pienso que si yo cuento la larga posguerra, que aquí se alargó hasta el momento de la Transición, no se entiende bien el franquismo si no se cuenta la guerra.
El franquismo es producto de ella".

DECADENCIA DEL CÓMIC

Los tiempos han cambiado, a mejor en cuanto a las libertades pero Giménez hace hincapié en que el cómic ha empeorado en todos los aspectos a pesar de que se hable de una nueva época dorada del tebeo:

"Ahora no repunta nada.
Esto es una caca.
La gente que lee ahora los tebeos, como no sabe cómo eran hace veinte o treinta años, piensan que esto es la leche.
Pero no hay ninguna publicación en los quioscos, no hay ninguna revista...
Hay unos tebeos pequeñitos, que son los que llamamos fanzines, que se venden en unas tiendas pequeñitas que son como catacumbas.
Eso no es una industria.
Cuando se hacen tiradas de 2.000 ejemplares no se puede llamar industria.
El guerrero del antifaz tiraba 250.000 ejemplares cada quince días y El capitán trueno 400.000 todas las semanas.
Los tebeos están muertos".
No obstante, el artista madrileño tiene muy claro que mientras pueda seguirá dibujando:
"Si depende de mi cerebro, queda Carlos Giménez para rato porque lo uso muy poquito.
Si depende de mi corazón es diferente porque como lo uso mucho cualquier día cascará"
Daniel Monserrat, El Periódico de Aragón.